Tito Andrónico



Tito Andrónico es una sombra, un sentimiento,
un grito callado, una lágrima perdida en la larga insomnia,
una noche de negro sobre blanco y una promesa rota.

Tito Andrónico es el estío de un abrazo en la tarde,
esa fotografía del sol poniéndose mientras su sonrisa le abría en canal,
esos susurros que se los lleva el viento, esa canción que le enseñó

Tito Andrónico es un hombre y una mujer, aquellos que le rompieron:
Hombre, por Daniel, con su risa amanecida y los besos atados en corto;
Mujer, por Ana, con las manos finas y los ojos de otoño moribundo.

Soñando con estrellas que se extinguen,
firmamento eterno como la luz de un Sol inclemente,
cae el verano herido de muerte en brazos del invierno meláncolico

Esperar el metro en Chamberí, la estación vieja y silente como ataúd,
el caer de las hojas, el sentir del viento,
la fría caricia de la lluvia en las ventanas abiertas.

Madrid gritando, al amanecer,
Madrid en todo el esplendor de una locura transitoria,
Don Juan Tenorio que se agosta tras las cortinas del Teatro Real.

Llorar al contemplar la danza sin fin del palacio de Cristal,
corona en radiancia perfecta sobre el Retiro enjoyado,
y truena el relámpago del órgano y sus acordes infinitos.

¡Este es Tito Andrónico, un ser del recuerdo!
Sombra, tiniebla, luz enlutada del comienzo de los días,
una voz grave en medio de un concierto de violines

Tito Andrónico, exigua figura de mente triste,
cadenas libres y ojos de libertad,
el apoyo pronto, la ira calmada

No es Tito Andrónico mas que un mortal hecho de carne y poesía,
creado para conocer, saber, recordar el aroma de una flor que nace,
una primavera envuelta en la sangre de los árboles marchitos.

Este es Tito Andrónico, que reposa bajo el aliento y la piedra,
la piedra, que por ser eterna, vence a la muerte,
la piedra, que por ser incansable, soy yo.




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