Toledo. Noche 2, duermevela y ensoñaciones
Mi pantalla ilumina la habitación,
y el tenue suspirar de la television llena el vacío de la noche,
Perfila en mis pies la forma de un amante ya huido.
Hoy, esta vez, la noche no está.
Parece que se ha marchado, lejos, a donde no pueda encontrarla,
Y las luciérnagas encerradas rompen su desenfreno en cristales.
Se me caen las pestañas sobre los ojos,
Y he llegado a imaginar que la noche es en verdad dia, y que respiro colores mas allá del vacío,
Pero todo es falso, y mis sabanas crujen en protesta por mis desvelos.
Mi cuerpo se vuelve grande, como pesado y liviano a la vez,
Y me pregunta mi consciencia, en duermevela voluntaria, con la voz suave y aguda,
"Señor Pedro, ¿puedo ayudarle?"
Me sobresalto, apoyada mi cabeza en la madera de la pared,
Porque sé que sueño, y temo ceder al caos de mis recuerdos ya mezclados y servidos,
Porque temo el alba con sus colores vacuos y sus palabras tardías.
En esta ocasion, la noche no está, ni se la espera.
Al parecer Toledo no se ha vuelto a engalanar para mi,
Y por ello, esta noche vigilo, que mañana se pondrán las luces y mi ensoñación, como polilla, morirá
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