Está oscuro

Nunca nadie ve lo que hay dentro, 
una canción rota, un canto ahogado
un niño encerrado en el hielo, que ansía salir.

Cuando llega el invierno, se apagan las luces
y todo se vuelve tan oscuro, que tengo miedo,
una mano que me arrastra a lo profundo.

Sólo quiero una guía a la superficie, respirar,
la maldición del olvido revolotea, cuervo blanco,
anuncia que todo arde, que se viene abajo.

Escribo esto, y lloro, la música ruge como la desesperanza, 
demonios de rostros conocidos, voces sutiles,
y los gritos desgarran sin que el acero pueda brillar.

Mi corazón se rompe, y el piano alcanza el re mayor
las manos se alejan, y el pánico se me escapa, 
todo está oscuro, y yo solo.

La marea se me traga, y cada vez el alba está más lejos,
poeta en Nueva York, luces de gas que se funden,
las farolas alumbran la tragedia de Sófocles.

Está oscuro, y tengo miedo. Las sombras danzan,
y mis silencios se callan disparando fusiles de rosas marchitas,
la sangre toca la campana y todo se retuerce.

Colores en lo profundo que recuerdan,
resonancias de una magia que nunca existió,
preguntas que gimen en cadena de plata. 

No veo ya nada más que mi alma, 
y es aterradora, blanca como la caída de las palabras,
y no quiero mirar más. Está oscuro. 


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